Todavía no puedo creer que ni siquiera haya terminado marzo.
Las idas y vueltas que tuve en este año, por más reciente que sea, creo que no las tuve nunca.
Mi cabeza es un alboroto descomunal, esta es de las pocas, poquísimas veces que ni siquiera se como se supone que debería sentirme.
También me sentí de maneras que realmente no recuerdo haber experimentado antes, es un poco sobrecogedor.
No creo poder describir el gran paquete de cosas que atravesaron mi cabeza en cuanto a este tema los últimos tres meses. Definitivamente fue, por lejos, lo único que me hizo dar la cabeza contra el piso una vez y diariamente, y justamente por esta razón es que cobró tanta importancia.
Cobró importancia porque envolvía cosas importantes valga la redundancia, difíciles, indispensables.
Simplemente hoy me paro, y miro en retrospectiva, dejando de lado cualquier sentimiento agresivo que pudo haber recaído en mi, tal vez como nunca antes había sucedido. Hoy simplemente siento mucha tristeza, no por mi misma, no por darme lástima, simplemente por contemplar el todo, toda la sucesión de hechos. Me angustia saber que puede aparecer dolor en un lugar donde siempre huvo un refugio justamente de eso, de todo aquello malo que podía aparecer en el exterior. ¿Cómo es posible que todo resulte lastimado cuando nadie busca eso? ¿Cómo se llegó acá? Más allá de lo dolida que pueda estar, más allá del dejo de rencor, y enojo, se que nadie lo merecía, nadie merecía pasar por esto.
Obtuve las respuestas que me atormentaron todo un verano, las fui a buscar, simplemente porque no iba a descansar hasta obtenerlas, y en teoría que era lo único que necesitaba. Pero como se supone tendría que haber anticipado, a mas respuestas, surgen nuevas interrogantes, las más difíciles.
Era mucho más fácil cuando me dominaba la indignación, cuando era una simple cuestión de atribuirle mi situación a una decisión perversa que realmente nunca existió.
Estoy en la gran incógnita de seguir el camino de lo que debo y lo que quiero. Y por más que busque ayuda donde sea para resolver eso, me llegan mensajes cruzados, divididos.
Paradójico resulta necesitar esa ayuda dónde justamente debo tomar la determinación, darse cuenta que la palabra que te hace falta se encuentra del otro lado.
Me atemoriza mucho el mañana, y hasta hoy es lo único que no había sentido, temor. No quiero equivocarme una vez más, sea lo que sea que determine, no quiero que me domine el miedo y el resentimiento, porque yo no soy así, porque demostré una y otra vez, que por más dura que sea la caida que me hagan hacer, me levanto, me olvido, y sigo.
Pero tampoco quiero que el aferramiento que tengo me movilice hacia un camino que simplemente no puede seguir.
En el medio de toda esta travesía perdí algo, e incluso en aquellos momentos en los que deseaba que esté en lo más profundo del océano, esa falta siempre pesó, podré haber odiado, con todas las connotaciones que siempre quise evitar de esa palabra, e intentar hacer desaparecer lo que sea, pero por más que lo haya renegado, el angustioso vacío que generaba siempre se hizo notar.
Hoy estoy acá materializando todo eso que había comenzado a desdibujarse de mi vida, en una mano tengo una goma y en la otra un lápiz hb (/arquitectaoff) la pregunta es a qué colaboro.
Si estás leyendo esto es porque me conocés un poco más que la mayoría, y si es así supongo que sabés cual de las dos es la que quiero, y cuál la que mi cerebro pasado por un freezer me dice que es la más "correcta".
Pensar en el mal menor me paraliza, de hecho me paraliza que para cualquier lado es posible que haya mal, ¿es tan difícil entenderlo? después de todo lo que pasó en el 2010 ¿es tan difícil entender que nada ni nadie merece más mal? Quiero una sonrisa, una de esas viejas sonrisas, muero por recuperar eso, muero por dejar las cosas atras, por un rinconcito donde siempre pueda estar tranquila, y si hay algo por lo que deseo eso es porque tuve la suerte de haberlo sentido.
Es muy difícil seguir a la voz que me dice que tendría que respetarme y hacer valer todo este tiempo que la pasé mal, nuevamente, yo no soy así, suelo ser la persona más reflexiva de, aunque sea, la manzana; pero ya lo dije antes, estas cuestiones son mi talón de aquiles, me muevo por lo que siento, completamente.
Si lo pienso detenidamente, lo que más me aterroriza, si se me permite la exageración, es el arrepentimiento, de dónde sea que venga, porque en este mar de dudas si hay algo que se es que por A o por B, si alguien se arrepiente, todo esto va a ser el doble de difícil y doloroso.
No quiero estar en Junio y darme cuenta que las cosas que pasaron dejaron una marca muy fuerte en mi como para seguir. Pero tampoco quiero que se de la situación opuesta, de haber dejado las cosas atrás sintiendo que las necesito.
Se que más allá de cualquier planteo, me corresponda o no, voy a ponderar la reacción que genera mi simple presencia reapareciendo. Últimamente pareciera que mi segundo nombre es Quilombo y la verdad no quiero ser un peso, una complicación, no de nuevo.
Las variantes son infinitas, me machaco la cabeza cuando tengo un problema, cuando éste se ramifica a montones de cuestiones complicadas, es un desastre.
Construir o derrumbar, no dejo de preguntarmelo, no dejo de querer saber las preferencias ajenas. Moví mis fichas, y fue como todo, causa-consecuencia, el hecho es ahora ver qué se hace con eso, qué es lo mejor para todos.
Daría lo que fuera por volver a sonreír cada vez que pienso en esto, no le sienta bien el traje de amargura, quiero ser capáz de sacarselo, y quiero que alguien me golpee el hombro y me diga "hiciste bien, Stefi, tranquila"
jueves, 24 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)