
Últimamente cuento mi vida en cuatrimestres, y por suerte ha finalizado uno, dolorosísimamente al final, pero terminó.
Jamás trabajé tanto como en estos días, lo cual logró que me de cuenta de alguna que otra cosa:
Confirmé que el tiempo es algo completamente relativo, que nunca es muy poco ni demasiado, simplemente es cuestión de organizarlo. Siempre se puede hacer un poco más, renunciar a unos minutos de una cosa para hacer otra y así, ir acomodando cual tetris, todo lo que se tiene que hacer (la principal cosa a la cual he renunciado yo es a dormir, como siempre lo he hecho, solo que esta vez rozando al límite).
Mis tiempos son completamente anormales y distintos a los de cualquier ser humano corriente, me gustaría saber ahora el por qué, pero agradezco a eso (Stefanía no podes leer y resumir un libro entero de Estructuras en un solo día, sos un animal dice mi madre). Siempre fui de necesitar menos tiempo para hacer las cosas al mismo nivel que el resto, lo cual me hace concluír en que si no fuera tan perezosa y le dedicara el mismo tiempo que la mayoría de la gente, posiblemente lograría cosas mucho más importantes de las que logro, pero como sé que con el mínimo de tiempo cumplo con las expectativas básicas, simplemente no me incentiva a esforzarme mucho más, yo trabajo más estando al límite, siempre al límite.
Es como si estuvieras por tirarte de un avión...una vez que te tiraste...ya está, solo podés abrir el paracaídas a tiempo, no hay vuelta atrás. Definitivamente rescato esa frase que me dijo mi padre cierto día que estaba por definir una de las etapas de mi cursada. Una bastante importante por cierto, jamás estuve tan cerca de que me vaya mal en algo, no estoy acostumbrada al fracaso, y mucho menos cuando pongo todo de mi para evitarlo y sin embargo no es suficiente. Y por más trivial que haya sido cambio alguna pieza en mi cerebro, desde ese día me estoy empezando a tomar las cosas con más tranquilidad. Si sé que hago todo lo posible para que me vaya bien, y no resulta así, ya excede de mis posibilidades, no depende de mi persona, y no tengo por qué sufrir por ello. El día que yo sepa que hubiese podido hacer más y sin embargo no lo hice, ese será el día que sea mi culpa, y ya estoy grande como para no aceptar esa responsabilidad.
Es increible como algo tan obvio resulta ser tranquilizador.
Gracias a ello, y al miedo que me generó antes de concluír a esas ideas, pude pasar estos últimos días con la tranquilidad necesaria para hacer todo lo que tenía que hacer sin desesperar.
Una Stefanía desesperada es la cosa más inútil e inoperante que puedan encontrar alguna vez. Soy inamovible, e incapáz de siquiera hacer un mísero trazo cuando empiezo a activar la máquina de pánico automático en mi cerebro, de la cual estoy de a poco comenzando a deshacerme, espero que no sea algo que demore demasiado.
Lo único que lamento a estas alturas es el hecho de haber tenido tan poco tiempo de descanso. Acostumbrada a los gloriosos dos meses del año pasado (en los cuales pese a que me fueron muy provechosos, costaron...bastante) el hecho de tener menos de una semana..duele. Pero se que también gracias a su corta duración no me será tan difícil y triste retomar el ritmo, algo que lamenté y cuestioné mucho tiempo atrás.
Simplemente no tengo tiempo para cuestionarlo porque cuando lo haga ya estaré de nuevo ahí, madrugando y trabajando como siempre.
Al menos sé que ahora es algo que me gusta, y considero a ello como una gran ventaja.
El simple hecho de concluir todas estas cosas me llena por decirlo de algún modo.
En estos días anduve recordando viejas épocas, con imágenes, videos y demás...Me veo tan distinta a lo que era quizás, hace dos años, o incluso uno. A unos escasos dos meses y medio de cumplir veinte años siento que mi etapa adolescente quedó atrás, ¿pronto? puede ser que sea pronto para pensar ello, pero cada uno tiene sus tiempos y yo lo veo así desde esta óptica. Ahora creo que también es un poco pronto para considerarme un ser adulto, porque por más contradictorio que suene, simplemente hay veces que no puedo creer que vaya a comenzar mi segunda década, desde pequeña que veo como tan lejanos y adultos a los veinteañeros que yo sencillamente no encajo.
Entonces se podría decir que estoy en un escalón intermedio, un entrepiso. No está mal, no me desagrada. Estoy contenta con quien soy y con cómo se estan desarrollando los aspectos de mi vida.
Siempre voy a tener en el medio dificultades y cosas duras con las cuales lidiar, en eso se basa simplemente la vida, ¿no?, pero considero que aquella Stefanía que siempre fue un manojo de inseguridades y miedos, hoy está acá sentada afirmando que se siente capáz de afrontar las cosas, sintiéndose más segura consigo misma y más satisfecha de lo que alguna vez siquiera asomó a sentirse.
Eso no implica que en cualquier momento no se me avecine el caos como siempre ha hecho en sus apariciones estelares en mi vida, pero no hay guerra que dure cien años, y creo que siempre que tenga bien mentalizado eso, no me voy a dejar llevar por la desesperación.
Me alegra tanto haber tenido razón desde chiquita, al afirmar que esta etapa de mi vida iba a ser mejor para mi misma :)
Y eso que apenas estamos a la mitad del año, tengo bastantes expectativas para lo que se viene, espero poder tener una buena revancha de los momentos que tuve que atravesar tiempo atras..
Mi blog está tornandose lentamente un poco más alegre, no nos podemos quejar.
Será hasta la próxima entrada estimado blogconpatas.
1 comentario:
Uyyy me acuerdo cuando en este blog todo era problemitas y problemitas y confusiones y dudas y encrucijadas y no sé... me re alegra saber que todo se está poniendo mejor en tu vida y que te gusta lo que hacés...
U know u rule, right?
Publicar un comentario