lunes, 13 de diciembre de 2010

End of the road

Anticiparme me sale estupendamente bien.
Y eso apesta, demasiado, porque las cosas salen asi de mal como me las veo venir o peor incluso.
Es como si tuviera una enorme pelota adentro mio que rebota contra todas las paredes de mi cuerpo y va creciendo, y cada vez lo hace con mas violencia. Básicamente no puedo concentrarme en nada, porque hace un gran eco en todas partes, y seguramente eso visto desde afuera parece como si estuviera en algún tipo de trance.
Y no lo entiendo, no me entiendo a mi misma siquiera, estoy conviviendo con la gran dualidad de saber perfectamente cómo son las cosas, y no entenderlas.
Y sé que una chance es no querer saber la respuesta que necesito.
Ya estoy comenzando a dudar si esto siempre dolió tanto, o es esta vez que la resignación ocupa tanto espacio que pesa mucho.
La resignación de saber que hay cosas que ya estan en un perfecto equilibrio, como si fueran una torre de cartas en la que no hay que tocar nada para que se mantenga bien y el más minimo cambio perturba todo.
Si, yo vendría a ser ese cambio.
Como si fuera un punto y aparte.
Algo asilado.
Entender... realmente ser conciente de eso, de que no tengo nada que ver, y que es imposible encontrarle una vuelta de hoja a un "quizás", es algo que me está costando caro. Pese al hecho de que las cartas siempre estuvieron sobre la mesa y las posibilidades de sacar siempre la misma no variaron.
Pero es ese mínimo cambio de actitud, esa ínfima circunstancia desencadena una suceción de reflexiones que me llevan a estar acá, con mis apuntes de Física y Construcciones a mi lado, totalmente reacia a leerlos porque hola si, tengo una pelota enorme adentro que no me deja concentrarme, je.
El tiempo de que caigan todas las fichas ya pasó, al igual que el de asumir las cosas como son, entónces, ¿por qué pareciera que teniendo las cosas ya establecidas, esto sigue logrando que me torture más?, Bueno...en primera instancia creo tener dos respuestas.
Por un lado mi ya conocido masoquismo que me lleva a terminar en lugares que machacan con toda mi cautela de evitar saber, conocer o ver ciertas cosas y hacen que se eleve una enorme voz que me grita ESA NO SOS VOS.
Y por el otro...la incertidumbre... esa maldita incógnita que siempre me acompaña, de no estar segura si lo que planteo es la realidad, una parte de la realidad, o una tergiversación enferma de la realidad. Mi necesidad de saber qué pasa del otro lado se ve frenada por el miedo de haber exagerado y extrapolado las cosas porque si, yo soy de esas a veces.
Pero a veces no me equivoco.
El tema es, poder encontrar el momento y situación adecuados para hacerle frente a ello. ¿Hasta qué punto estoy dispuesta a escuchar un final? Es medio ridículo si vamos al caso, porque ya me considero en él, pero cuando a las cosas se les ponen las palabras que corresponden, no podés escapar a eso.
Me hice la historia una vez más, y la estoy pagando.
De nuevo esas ganas inútiles de volver el tiempo atrás para evitar mirar hacia adelante, por miedo, por no querer desaferrarme.
De nuevo el amor y odio, la bronca, la alegría y el miedo, la impotencia y las ganas de superarlo, de nuevo todo ese conjunto de bipolaridades y subidas y bajadas.
De nuevo Stefanía (todoslosderechosreservados).