viernes, 8 de marzo de 2013

Tiempo muerto

No se si será patológico, un mecanismo de defensa, o simplemente que soy muy cobarde para materializar respuestas.
No estoy muy segura de la razón, apenas y pude darme cuenta que es algo instantáneo y mecánico: Cuando un problema se presenta, cualquiera sea su procedencia, cualquier motivo que me angustie, al momento que puedo estar sola y mentalizarlo, mi cabeza se escurre por infinitas variables en las que puede terminar dicha cuestión...cualquier variable que se me ocurra que pueda ser tres veces más caótica que la situación real por cierto.
Es curioso...pero a fin de cuentas me calma, puedo estar horas así, colgada, imaginando y recreando escenarios insolucionables de los que "el problema" es el punto de partida. Por ahí es una cuestión de que mi inconciente me quiere mostrar que siempre puede ser peor.
Pero a veces pienso que parte de mi quiere llevar las cosas al extremo, porque cuando se está en el extremo no te queda otra que tomar decisiones. Buenas, malas, eso se recapacita después, el hecho es que la necesidad de hacer algo te moviliza.
Y de alguna manera cada vez que eso pasa, a veces pienso que es porque quisiera tener ese empujón que me obligue a hacer.
A veces siento que estoy yendo en marcha atrás con algunas cuestiones, por cansancio, hartazgo, soy consciente de que estoy cerrando las puertas y no encuentro la energía suficiente para hacer el esfuerzo y luchar por abrirlas.
No hace bien, y el peso de tantas cosas poco a poco va carcomiendo por dentro todo atisbo que queda de atarse a los propósitos que caen de arriba.
Lo peor del caso es que algunas cosas no son nuevas sino que son la constante, pero en un pasado cercano creo que la cuestión de la proximidad y el efecto sorpresa me justificaban bastante. Cuando pasa el tiempo te vas quedando sin pretextos.
Y sin energía.
Creo que por eso llevo las cosas al extremo, en mi cabeza, en donde soy una persona un poco distinta, más reaccionaria.
Creo que hacía bastante tiempo que no tenía de esos días en los que el cansancio me arrincona desde varias esquinas y la única compañía que tengo es el espejo.
De a ratos surgen unas extrañas ganas de forzar a que sea realmente así, porque el cansancio hace que salgan de su escondite varias espinas que intentan esconderse bajo la piel.

De todos modos supongo que es un mal día, uno más en el cual todo lo negativo sale a flote.
Creo que he aprendido a controlar estos instantes, debe ser porque aprendí que con el tiempo todo pasa..para bien o para mal.
Simplemente espero que de alguna manera que tiene poco que ver con mi forma de ser, encuentre la manera correcta de lidiar con estos asuntos.
Porque se van sumando.
Y todo el mundo sabe que nada bueno puede venir después de aguantar tanto tiempo la respiración.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Plumero

Todavía no entiendo cómo terminé acá..
Para volver a ponerme en tema tuve que sacar un plumero y desempolvar el blog en su totalidad porque hace poco más de un año que no me siento a escribir sobre absolutamente nada (entre tantas otras cosas que he dejado de hacer). Y es paradójico que la razón que me trae de regreso es exactamente la última que le dio vida a lo que escribo.
Quise releer cómo había resumido el año pasado, qué pasó, qué quería que pasara de ahí en adelante; estuve pensando en eso toda la mañana, y en qué poner sobre todo este 2012.
Se supone que tras todo un año sin escribir, para ponerme al día necesitaría de un posteo infinito pero, amargamente (si es que existe dicho término), no resulta de tal manera y me parece que de cierto modo aquello que desee para este año fue básicamente lo que sucedió, tranquilidad.
Y como soy tan caprichosa como exigente, si bien antes quería eso, ahora que lo tuve no me gustó nada, es como...no se, "vacío".
Estoy tratando de hacer fuerza en no caer en el garrafal error de mirar el pasado desde tal distancia que solo me permita ver lo bueno, habiendo limado y superando las tristezas, de hecho no fue hasta que leí la amargura y tristeza de mis propias palabras que no caí en la cuenta de que las cosas fueron mucho más duras de lo que recordaba, y esa reacción me ha hecho juzgar de mala manera tanto el año pasado como este que está por terminar.
Hace instantes escribí por celular algo que creo que le hace justicia a este año y es que considero que necesitaba equilibrar mi vida, tenía el carrito de la montaña rusa fuera de control y si no pasaba eso me iba a estrellar contra lo primero que se me pusiera enfrente, la única pregunta que me queda rebotando en la cabeza a la cual realmente no encuentro respuesta es ¿hice que eso sucediera, o simplemente pasó?
Creo que para enderezar un poco la postura y tantas cosas que estaban retorcidas tuve que avanzar varios casilleros tanto en mi cabeza como en lo que a madurez se refiere, y no, no quiero jactarme de persona adulta porque sigo siendo la misma criatura de seis años a la cual eso la aterroriza, pero de una buena vez en ciertos aspectos creo que a la fuerza entendí que nadie puede quedarse con el pan y con la torta y que las decisiones son esa cosita horrible a la que muchas veces le escapo pero que tarde o temprano llega el momento en el que hay que sentarse y lidiar con ellas, y esa es una de las diferencias positivas que hacen diferir ambos años.
Y estoy tratando de definir a estos últimos 365 desde el paralelismo constantemente porque considero que ambos escalones fueron prácticamente como el agua y el aceite en todo lo que a sensaciones respecta.
Lo que tubo uno le faltó al otro y viceversa, las cosas que ansiaba en el 2011 estuvieron en este año pero le faltaron todas esas cosas emocionantes que viví dos años atrás y que aún hoy, están impresas en mi memoria con mucha más fuerza que infinidad de cosas más recientes y ahí la melancolía hace su show.
No se qué tan justo es eso, este año fui feliz, estuve (y estoy) acompañada, tuve muchas sonrisas, caricias y llantos de esos chiquitos que te hacen sentir que sos un ser vivo, y por ahí, de una manera medio simplista podría decir que viví todas las cosas micro en las cuales desee refugiarme y que me faltaron antes, pero el costo fue que me impedí a mi misma experimentar cosas macro, de las cuales abundaban.
Y creo que esa es la gran, grandísima autocrítica que le dedico esta vez, porque no fue hasta el día de hoy que abrí los ojos al momento de pensar Ok, cuáles fueron las grandes cosas que me sucedieron este año? Y me sobraron varios dedos de una mano para responderme.
Me enfrasqué tanto en no pocas cosas, sino una sola y única cosa y creo que en el acelere de todo el año estuve tan metida, exigente, exigida, obsesionada, acelerada y atareada que me di cuenta bastante tarde que no disfruté de muchas de las cosas que me hacen ser quien soy, y estar escribiendo acá nada más y nada menos que el último día del año es una fiel demostración de eso.
Por otro lado creo que las cosas cotidianas que suceden siempre no han cambiado de manera relevante, el año no fue óptimo y los problemas y crisis de siempre no se han movido, pero creo que el foco particular recae en una sencilla palabra que es convivencia, en varios ámbitos, más en unos que en otros y creo que esa siempre será mi cuenta pendiente, el día que pueda pararme más alto y decir que eso está totalmente bien creo que me voy a sentir demasiado plena como para ser yo misma, jaja.
Por esa razón quise referirme a las particularidades, a lo propio que define lo que fue 2012. Mi fin del mundo se adelantó un año y de ahí me levanté y puse orden en la casa.

Así que básicamente y como ya lo he dicho, de capricho no me falta nada, ahora vuelvo a pedir lo contrario, ya me recuperé y me pasé de vueltas, esta vez vuelvo a pedir que el 2013 sea mejor, con muchas más emociones,  con más sangre corriendo, y conservando las pequeñas hermosas cosas que pude saberme ganar esta vez. Pero con el pequeño requisito de evitar las crisis, basta, fabriqué tantas crisis en estos últimos tiempos que me gané un año de franco.

Mientras tanto, blogconpatas, gracias por esperarme y perdón por la ausencia, como primer señal de cambio, aquí estaré pronto.

I'm waiting just right here new year, come at me bro!

martes, 27 de diciembre de 2011

Now...Waiting for the end of the world


Es el último martes del año siendo que restan unos agónicos cuatro días para ser 2012. Esta es la parte en la que tendría que decir “se pasó volando” como siempre, como todo.
Pero esa frase no se corresponde con lo que fue este 2011 que a decir verdad, fue lento y espeso.
Mi deseo al terminar el año pasado fue el mismo de todos los años: Que lo que venga sea aún mejor, agregando ese aún porque mi 2010 tuvo su brillo en líneas generales. Sabía que lo iba a empezar de la mejor manera, y tras haber tenido lo que considero, habrá sido lo mejor de todo el año, confiaba en que tranquilamente podía encender el piloto automático y dejar que todo siga su curso.
Confiarme de las cosas nunca me salió bien.
Estoy haciendo el esfuerzo en rescatar algún esbozo de algo optimista o alguna enseñanza en concreto que haya tenido de todo aquello que se encargó de opacar y grisar estos doce meses, lo único que puedo sacar en limpio es que experimenté cosas que nunca había sentido en mi vida, en todos los sentidos y en muchos más de los que cualquiera que me conozca pueda imaginarse.
No puedo negar que conocí la felicidad como nunca antes, bien lejos y bien sola, lo cual tal vez no es lo mejor, pero por primera vez en mi vida pude decir que me sentí feliz sin nada que opaque ese brillo.
Sentí la emoción y la adrenalina corriendo a toda velocidad en mis venas, mientras que la admiración pasmaba cada músculo de mi cuerpo, queriendo hacer entender a mi cerebro lo que estaba viviendo.
Tuve grandes desahogos después de meses de acumular cosas en mi interior que iban consumiéndome, tanto sola como frente a los problemas, por primera vez también, fui al frente con todos mis miedos, y más allá de haber terminado hundida en llanto se que valió la pena.
Pero también sentí miedo como nunca antes, caí en manos de terceros simplemente deseando que las cosas salgan bien, muriendo de miedo de lo que podría llegar a pasarme.
El dolor, la impotencia, la soledad, bastante protagonistas por muchos, muchos momentos, y la incomodidad…a veces anticipás un golpe con demasiada antelación, y así y todo no sabés como manejarlo cuando sucede frente a tus pies…
Pero ver como eso genera que una gran pared que te protege se desmorona violentamente, y todas las manos están señalándote como culpable, eso es lo que más desespera.
Y eso tampoco lo había sentido nunca.
¿Ya mencioné la incomodidad? Porque ha sido una gran protagonista en todo este gran circo en el que, como siempre, no faltaron secretos y la incertidumbre de no saber qué hacer con ellos. Y la duda te mata….te asusta, te sigue asustando y no queda otra que patearla hacia el año entrante.
Indefinición…no dejes para mañana lo que puedes hacer al día siguiente, en parte por desgano, en parte por falta de motivación…y otra gran parte por el hecho de ser demasiado cobarde como para tomar decisiones y optar por el camino fácil de sencillamente ignorar todo juicio que puedan tener los actos o no-actos que vergonzosamente no vi como sortear.
Muchas veces no supe que hacer, muchas veces no tuve ganas de hacer NADA, muchas más veces tuve ganas de no estar. Y aún más veces el vaso de agua terminó por ahogarme.
Haciendo un balance pleno de lo que ha sido todo este gran monstruo de cosas debería decir que fue un año amargo, con pequeñas y muy puntuales alegrías, sin que esta sensación logre prolongarse por mucho tiempo.
Todo año tuvo su dificultad pero en tiempos pasados lograba rescatar que de todo he sacado una enseñanza y una fortaleza con la cual sobreponerme ante los problemas. It’s times like these you learn to live again no?
No me siento así esta vez, me siento débil y muchas veces decepcionada, principalmente porque no creo ser la única que me ve así.
Acciones, reacciones, conocimiento y desconocimiento me han demostrado que en definitiva, nadie me conoce como realmente soy, y para cada uno de los que me rodean siempre termina faltando una u otra pieza de mi.
Está bien eso? Según dicen por ahí son las acciones las que definen a las personas, y si es así debería estar preocupándome.
Porque ha pasado mucho más por mi cabeza que por mis manos, y muchas de las cosas que han pasado por mis manos han estado erradas.
Es un poco angustiante esa sensación de indignación y disociación que surge cuando alguien te está diciendo que sos una gran persona que no merece lo que le pasa y, sin poder tomar como propio el comentario, ver como pasan por tu cabeza una y miles de razones que podrían refutar esa idea.
Fue un año difícil y muy autocrítico para mi. Siendo mi mayor orgullo el de siempre, el que no vas más allá de las hojas de papel, en el que incluso tuve mis grandes descompensaciones. Pero supongo que por lo menos en algo debo tener la posibilidad de sortear las dificultades y es ahí.
No quiero sonar depresiva porque me desagrada, y porque dejé de insistir en ver todo lo que sucede frente a mi de la peor manera posible, incluso cuando esa es la que sucede.
Simplemente no fue el año con más resplandor de estos veintiuno que llevo, y de los que llevo una conciencia bien marcada debe haber sido de los más complicados.
Confío ciegamente y si fundamento alguno, en que las cosas van a mejorar y se van a reacomodar. Han sido tiempos muy bipolares y si bien es difícil levantar la mirada con una gran sonrisa, no puedo negar que las pocas cosas realmente buenas que han pasado esta vez…fueron verdaderamente muy hermosas, de esas que te guardás el recuerdo para toda tu vida.
Esta vez voy a bajar un poco la vara y sencillamente voy a pedir un poco más de tranquilidad, si, yo, la Stefanía que constantemente se queja de la rutina y la normalidad porque no sabe vivir en ella. Estuve tratando de mantener el equilibrio frente a una gran turbulencia por prácticamente 365 días y ahora mi cabeza solamente necesita descansar.
Como siempre, espero el verano con una tímida expectativa, y con la esperanza de, no se si hacer las cosas bien, pero al menos no hacerlas muy mal, si bien hay equivocaciones de las que no me quejo para nada, me gustaría evitar perjudicar a nadie ni a nada. Después de ahí, que sea lo que la deidad de turno quiera.

Te espero impaciente 2012, después de toda tormenta sale un arco iris dicen.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Noche y un farol naranja

Y sonrío, medio irónicamente; es una noche de esas que después de tanto tiempo yendo con la corriente te detenés y ves las paradojas que fueron apareciendo a lo largo de tan corto trecho.
Tengo una de esas sonrisas de costado y miro para abajo, y pienso, y recuerdo, me pregunto por qué no estoy muriendo en este mismo instante.
Sorpresas? No, ninguna en realidad, nada está fuera de su lugar, para ojos inexpertos todo transcurre con la mayor normalidad posible. 
Normalidad....Nunca me llevé bien con la normalidad a decir verdad. No por increíble o trascendental, pero hacer las cosas a la sencilla nunca se me presentó como una chance. 
No se bien que es lo que quiero en estos momentos, canalizar tal vez? Día que pasa todo va perdiendo sentido y razón de ser, se va asimilando a una parodia, a un tragicómico, pasé de ser The drama queen a una ridícula. 
Seguramente me quedé con un rollo medio obsoleto, muy por el contrario de lo que intento pretender y aparentar. Acá adentro las cosas son más difíciles de desatar de lo que sale a superficie pero ese cartelito que dice prudencia por más incauto que sea, tarde o temprano aparece.
La realidad es otra, y me la estoy cargando como una pesada mochila, llevándola de un lado hacia otro, sola, porque no es más que mía. Y no confío dejarla en ningún otro lugar.
Pero así y todo muero por una revancha, una conclusión, cantar el tanto y dejarlo sobre la mesa. Las cosas claras, y sin rodeos.
Llegué tarde tal vez? Me dormí en su determinado momento? Hay cosas que nunca voy a poder saber con exactitud porque esta es una guerra de mudos. Una que no necesitaba palabras sino miradas.
Y sonrisas irónicas.
Para ciertas cosas hay que seguir caminando y no se puede detener o dar marcha atrás. Si no lo hacés vos te obliga todo lo que te rodea o te quedás rezagado. Creo que el tiempo no me dio tiempo y las cosas las determiné fluyendo, sobre la marcha. 
Mal no está, pero siento que estoy viviendo en piloto automático, y una gran máquina decide sobre mi, me escondo en el segundo plano. Yo solo medito y recapacito, un ente externo actúa por mi. Y me conduce por lo obvio, por lo visualizable. 
Me desacostumbré a eso, siempre odié todo lo que resultase predecible y soy el mayor ejemplo de eso. soy Crónica de una muerte anunciada andante. Todo el tiempo me pregunto si eso pudo haber estado bien.
Más allá de las tranquilidades y calmas relativas que resultan, hay algo más allá de eso?
Se apaga la luz y mientras el mundo se recuesta tranquilo sabiendo que las cosas van bien yo me siento arrepentida de cosas que nacen viven y mueren lejos de mis manos, lejos de mi control. No las determino ni soy capaz de hacerlo; y así y todo me arrepiento.
No por culpa, sino por la sensación de vacío, de refugiarme en el background de la historia.
Me acuerdo estar sentada en un tren frente a un ventanal enorme, y ver como pasaba el paisaje escarchado del norte de Inglaterra y el sur de Escocia del otro lado, queriendo agarrarme de cada fotograma que aparecía por milisegundo. Incontrolable, porque se iban desvaneciendo uno a uno con la velocidad del tren.
Bueno, esto es algo así, las cosas van escapándose y el resguardo de mi memoria no es infinito por más que quiera refugiarme allí.
Ni siquiera se hasta que punto debería refugiarme, refugiarme de qué?
El pasto, el cielo y dos gigantes, cosas chiquitas que compiten con cosas mucho más grandes.
Hay cosas que van a permanecer en su lugar y bajo tierra, tengo una cajita de cosas así, recolectadas de varios momentos que simplemente dejaron huella. Para mantenerlos vivos en algún lugar.
Tiene sentido eso? Hay miradas que me dicen que no, pero tampoco tiene gran razón de ser más que la de permanecer conmigo, en definitiva no estoy dañando a nadie, esta vez.


Voy a seguir sonriendo de esta manera un tanto amarga, me voy a limitar a eso porque para ciertas cosas ya se metió demasiada mano y hay que dejar de revolver. Hay cosas que nunca van a cambiar. Hay cosas que nunca se van a mover de ahí.
Y otras cosas van a seguir cambiando, porque de eso se trata, de convivir con todo aquello que permanece atado a vos e intentar que no se descontrole demasiado. Tal vez algún día se irá esfumando con el viento.
O tal vez no, pero no es tiempo de considerar esa idea.
Supongamos por una sola vez, que las cosas van a salir bien tarde o temprano.



lunes, 3 de octubre de 2011

Recapitulación

Me acabo de percatar de que, entre publicaciones y borradores, esta es mi entrada número cien, felices cien entradas blog con patas!
Entre otros cálculos también puedo decir que estoy arrancando mis dos últimas dos semanas con veinte años.
21...
Me voy a tatuar  le dije a mamá, me miró indignada, pero no dijo nada. Son esas cositas bien chiquitas que te hacen caer en la cuenta de cómo pasa el tiempo. Hace unos años me hubiese ganado un buen reto, pero qué sentido tiene retarme, tranquilamente podría irme fuera del país, casarme con un jeke y ser su novena esposa.
Tengo (casi) veintiún años....no dejo de repetírmelo.
Estoy haciendo una carrera universitaria.
Estoy estudiando idioma.
No se manejar
No se cocinar
Viajé
Tengo uno (o varios) grupos de amigos.
Tengo a mi familia y a todos mis asuntos familiares.
Tengo mis mil y un problemas amorosos.
Formé una opinión de la mayoría de las cosas que me rodean.
Y como toda persona grande también tengo miles de metas, frustradas en su mayoría.
No entiendo bien por qué, pero me puse a deliberar conmigo misma y a hacer una recapitulación de mi vida mientras...lavaba una taza, preguntándome...estoy contenta con dónde estoy y quién soy?.
La respuesta realmente no la se, y de eso también me di cuenta hablando con mamá.
¿Estás triste o contenta por cumplir 21?
No se...
Cómo no vas a saber...admirable tu conexión con tus emociones eh....(el sarcasmo debe ser algo hereditario).
Siempre fui la mejor para ser muy exigente conmigo misma, razón por la cual siempre vi, veo, y voy a ver que por más bien que vayan las cosas, hay un algo, ese mismo algo que las arruina, para todo un pero.
Ni que las cosas me hayan salido tan bien alguna vez tampoco, pero creo que si hay algo que me falta experimentar es la plenitud.
Creo que es algo que se potenció mucho desde el año pasado principalmente, y lo académico tuvo mucho que ver.
Pasé toda una infancia y una adolescencia acostumbrada a hacer las cosas que debía sin complicaciones, con mucha facilidad y con muy buenos resultados, y siempre fui muy consentida por ello, creo que llegué a pensar que era alguien especial por esa única razón, ni que mi colegio hubiese sido para niños superdotados o algo así, pero inconscientemente yo misma y mi alrededor me hacían pensar que estaba siempre un poquito más adelante.
La facultad fue un gran cambio para mi. Me movilizó a un plano completamente distinto, ya no estaba en mi terreno. Ergo, crisis...crisis total.
Pasé de sentirme alguien medianamente destacado a ser el promedio y ohh el horror.
Tengo que reconocerlo, es algo que todavía me cuesta asumir, me cuesta asumir ver gente por encima mío; de vaya uno a saber dónde, saqué un sentimiento de competencia muy fuerte en todo lo que toco, veo, pienso y hago.
Pero también se que no es por incapacidad, sino por desgano que estoy donde estoy y no llego más lejos. Y ese creo, se ha convertido en el principal obstáculo en mi vida...A veces me pregunto si me hace feliz estar en la inutilidad y convertirme en alguien mediocre, y entro en pánico, pero no es la motivación suficiente como para ponerme en movimiento, y todavía no entiendo bien por qué.
Creo que muchas de las aspiraciones de mi vida se basan en la ficción, es decir, de lo que consumí toda mi infancia de la televisión y el cine. Me creí yo misma el cuento de ser la  protagonista principal de mi propia película, una con complicaciones, problemas, el bien y el mal, pero que siempre a fin de cuentas, termina con un final feliz. Siempre sentí que iba a ser alguien especial como la gente de las películas. Ya no se si es por eso o por que es una idea que quedó arraigada a mi ser, pero si bien no se cómo cuándo o dónde, se que quiero llegar lejos en mi vida (y se contrapone totalmente con mi actitud al respecto).
No me imagino a mi misma dentro de veinte años en un monoambiente oscuro de Capital Federal, cebando mate, escuchando la radio AM, barriendo y planchándole el guardapolvo blanco a mi hijo que se está tomando un te con leche mientras se rasca la nariz.
Dios....si hay una imágen que me aterra acerca de mi futuro....es terminar así (igual convengamos...no sé usar la plancha prácticamente, así que ahí ya hay un punto a mi favor). Tal vez tengo una mirada demasiado burguesa sobre la vida...who knows.
Siempre pensé, también, que encontraría al tan gastado y ansiado príncipe azul en mi vida.
Está bien, apenas tengo veintiún años, tal vez me precipito mucho descartando esa posibilidad. Pero la realidad es que si tengo que empezar a contar la cantidad de supuestos príncipes azules que creí haber encontrado, tengo que desenrollar un papiro enorme.
Bueno, creo que he llegado a lo que yo denomino la gran frustración de mi vida no?. Si quisiera me podría extender en este terreno, vengo extendiéndome hace cuatro años, pero básicamente si hay algo en lo que todavía tengo que aprender, incluso teniendo casi 21 años...es en eso...
No se si usaría la palabra adictivo porque es un poco fuerte, pero creo que sencillamente no puedo evitar que cuando la más mínima chispa salta aflore dentro mío la necesidad de extenderlo, y extenderlo  y seguir extendiéndolo ad infinitum, porque realmente, es algo que me gusta sentir.
Pero, y más allá de que tengo experiencias de sobra para saber que es algo que termina mal, todavía no puedo ponerle un freno a las cosas cuando debo, y eso ha sido así desde que tengo catorce años hasta el día de hoy, sin un más mínimo cambio.
Lo único que he podido sacar en limpio de todo este tiempo es la total seguridad que tengo al decir que la amistad entre el hombre y la mujer es algo que no puede existir...por lo menos para mi.
Siempre está la excepción a la regla, y ahí está él, arruinándome todo el speech, pero vamos, más es una isla en el medio de un océano en Júpiter, un caso de demasiados.
Es un panorama un tanto triste, debo decirlo, porque es como ver directamente hacia un tsunami. Lo veo venir, lo veo venir y lo veo a la distancia...pero no puedo hacer nada al respecto! Y ahí es cuando digo, oh Dios...necesito terapia, soy una enferma.
Igual por más que me queje, es una sensación hermosa, at the beginning por lo menos, y creo que eso es lo que hace que siempre se repita el mismo cuadro.
Habría que tramitar el tema de la caída después...pero cuánto más tiempo tengo? 60 años? Algo podré inventar.
Me volví alguien muy frío me dijo él entre lágrimas el otro día, entre las miles de otras cosas que ojalá no hubiesen sido dichas. Y me puse a pensar cuán fría he sido yo toda mi vida.
Tal vez no para el exterior, tal vez me conocés hoy y pensás que soy más social de lo aguantable incluso (en ciertos aspectos, tampoco para tanto), y sin embargo creo que muestro al exterior un 30% de lo que tengo dentro mío, y antes era mucho peor.
En otros espacios he escrito exactamente esto, de fingir, de usar máscaras, de saber como esconder cosas en el interior y cómo lo he hecho toda mi vida.
Creo que jamás voy a tener un diálogo tan extenso como el que tengo en permanentemente con mi cabeza, creo que por más que cualquiera esté seguro de conocerme, hay muchas cosas que nunca vieron la luz.
Es un poco triste sentir que existe un ser humano por detrás, en realidad, es feo sentir eso cuando tenés trece o catorce años y te sentís....diferente.
Con el tiempo he aprendido a convivir con ello y se conserva con un poco de recelo. Me parece que no es casualidad que mi serie favorita sea Dexter (aunque dudo que de momento me lleve a matar a nadie).

Estoy por cumplir 21 años, se muy bien quién soy, y no puedo definir si es algo bueno o algo malo.
Soy medio egoista, mantengo un poco de timidez, me gusta reírme y amo la música.
Siempre intento complacer al otro y nunca puedo ver algo como blanco o como negro.
Me gusta soñar y siempre busco la tranqulidad, pero voy en camino inverso para conseguirla.
De chiquita me daban miedo los perros, hoy solamente me da miedo la soledad y el sufrimiento ajeno.
Siempre evito confrontar a la gente, pero me encanta hacer sonrojar a alguien diciéndole la verdad.
Soy chiquita, en todos los sentidos de la palabra, y a veces me quejo, pero a veces pienso que no estoy preparada para ser grande.
Soy impaciente, inquieta, cómoda y creo que soy buena.
Me gustaría poder decir lo mismo el día que me lamente por cumplir 25, o 30.
Y como soy impaciente no veo la hora de averiguar en dónde voy a estar parada en ese momento.
Pero hoy estoy acá, a punto de cumplir 21, se supone que me tengo que sentir bien o mal? Mi mamá todavía espera a que le responda algo...


sábado, 10 de septiembre de 2011

Cul-de-sac

Este es el momento previo a mi texto en el que empiezo a querer ponerle orden a las cosas que tengo por descargar y en el que me apabullo con todo el caos de eventos que andan por ahí.
Momento...Loading...
Siempre que supero cosas...hechos, circunstancias, estados de ánimo, siempre que logro ver hacia atrás y ver que estoy mejor, me repito lo mismo, lo que se ve acá constantemente, It's times like these you learn to live again.
Pero ya no puedo esperar a que ese día llegue...el día de hoy me consuelo cada mañana que me levanto pensando lo mismo...It's times like these you learn to live again...y ya va a llegar ese día, ya va a llegar. Me trato de dar fuerzas pensando que estoy aprendiendo de las cosas difíciles...porque es el único consuelo que puedo encontrar en estos momentos, pensar en un mañana en el que ya haya podido superar las cosas.
No pude haber hecho referencia a un concepto más acertado para los tiempos que pasan: Caos, en su máxima expresión; dentro de mi cabeza, bajo este techo, en mis alrededores. 
La total y completa incertidumbre de todo, no hay nada peor..da miedo, no te deja prepararte a nada, siempre alerta, siempre esperando caer contra el piso.
Así y todo, hay cosas que, por más que te prepares, por más que esperes por años, cuando pasan la caída es fuerte.
Y el tiempo sigue pasando, muy por el contrario de su fama de implacable, pasa desapercibido, sigiloso, irrelevante.
Recuerdo un muy mal Mayo, en el que deseé día tras día que ese mes terminara, ansiando que solo fuera una mala racha...y no se si es que mayo se prolongó 120 días más y no me enteré o las cosas no hicieron el mínimo cambio. Pero  todo va en una rápida picada.
Empecé el año estando en guerra conmigo misma, como siempre suelo estar, jamás imaginé que iba a estar en el último trimestre del mismo, en guerra con el mundo, tampoco creía que después de semejante comienzo, iba a pasar por un tramo tan gris en todos los aspectos de la palabra. Dicen que lo que no te mata te fortalece, y yo muerta no estoy...por qué me siento tan débil entonces.
Estoy llena de miedos e inseguridades, y no del tipo de siempre. Están en juego muchas cosas importantes y directamente no sé hacia dónde inclinar la balanza de inocentes y culpables.
La lista de cosas se hace larga, como si no fuera suficiente con un gran conflicto, se van sumando las polémicas habitués que nunca se terminaron de ir.
Y no dejo de repetir en mi cabeza diálogos y manifestaciones que nunca van a ver la luz. Como si estuviera en condiciones de afrontarlas más allá de las paredes de mi cabeza. 
Intenté soltar el volante y andar en piloto automático pero no, no puedo con mi genio.
Creo que lo dejé claro en ocasiones anteriores, cuando tenés enfrente tuyo una tormenta que amenaza con llevarse todo por delante..no te queda más que agarrarte de las pequeñas buenas cosas que podés encontrar..y aprovecharlas...más allá de lo que pueda llegar a costarte. Al menos a veces mantengo mi mente distraída creando utopías.
Es como un fuerte tranquilizante, que se esfuma cuando traspaso la puerta y digo "ok, tengo que volver al planeta tierra" a lidiar con la guerra de nuevo...
Muchas veces me pregunto qué precio estoy pagando, estoy segura que es una cuenta sin saldar, karma, algo por el estilo. Lo hago muchas veces.
Lo que no puedo entender es por qué hay otras personas pasando por lo mismo.  Y por qué no soy capaz de colaborar en detrimento de esa situación. A fin de cuentas eso es lo que más  pesa, la inutilidad frente al desmoronamiento que ves pasar frente a tus ojos.
Estática, Inmóvil, para conmigo y para el afuera, estoy en una nada desesperante, adormecida, reaccioná me digo a mi misma, protegete, protegé.
Es difícil encontrar de qué agarrarse también, la pago por primeriza en algunas cosas, estoy caminando mientras el camino se abre paso solo, o algo así...
De nuevo la incógnita, porque no encontrás respuestas en ningún lado, ninguna guía, ningún apoyo, y el gris se hace presente de nuevo. 
Las condolencias no sirven, y pareciera que es lo único que se puede encontrar allá afuera. Una cara de circunstancia, un consejo de galleta de la buena suerte y un abrazo esporádico. Gracias pero no, no necesito la lástima, ni las caras tristes. Me gustaría una solución un poco más pragmática, pero no, es difícil encontrar a quién camine realmente en tus zapatos y realmente ponerse en situación no es lo mismo, porque se que mientras yo retomo mi camino y tengo que lidiar con aquello y vuelvo con una mínima palabra de aliento del otro lado ya hay algo más importante rondando como cual va a ser la cena del día de hoy.
Cuando era más chica me decían son cosas que pasan, son cosas que la gente grande hace. Ahora que soy grande pienso... Era bastante cómodo conformarse con tan menuda explicación y tener la certeza de la momentaneidad del hecho, pero fui creciendo y dándome cuenta día a día que no era tan simple como parecía.
Y contra más crezco aparecen más factores, ¿en algún momento podré ver la imagen completa? who knows..
Porque soy una persona que vivió toda su adolescencia con una introversión enorme,  aprendí a esconder cosas y acá estoy....sonriendo, para el afuera, y fugazmente para el adentro -cuando me olvido, claro está- agarrándome de lo poco lindo que encuentro, así de autodestructivo como sea, deseando que la imagen se invierta y que donde las cosas pasaron a negro se destiñan, y que esos grises que hacen que todo sea más lento y aburrido, tomen algún pigmento..y repitiéndome...It's times like these you learn to live again, con la certeza de saber que el 2011 no va a terminar siendo de mis años más brillantes, pero que al menos servirá como una marcada experiencia de vida, como todo. 

martes, 6 de septiembre de 2011

Chaos

Con qué ganas se supone que me puedo sentar a escribir...si cada vez que pienso que estoy tocando fondo con todo lo que parece desmoronarse a mi alrededor, me voy diez metros más abajo...

Perdón por el abandono, blogconpatas, esta vez no es suficiente para mí con escribir.