Te levantás un día, y te das cuenta que al correr de horas y horas tenés una única cosa en la cabeza...
Las increíbles ganas de cerrar los ojos muy muy fuerte y transportarte miles de kilómetros, volver a sentir ese frío pegándote en la cara, caminar mirando las diminutas veredas, tomar un tren y pegarte al vidrio durante horas mirando esos paisajes irreales.
Por un momento hasta crees oler las mismas escencias.
E inconcientemente voy contando día tras día, y lo voy a hacer durante años, hasta que sea la hora de volver.
Las increíbles ganas de cerrar los ojos muy muy fuerte y transportarte miles de kilómetros, volver a sentir ese frío pegándote en la cara, caminar mirando las diminutas veredas, tomar un tren y pegarte al vidrio durante horas mirando esos paisajes irreales.
Por un momento hasta crees oler las mismas escencias.
E inconcientemente voy contando día tras día, y lo voy a hacer durante años, hasta que sea la hora de volver.
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