lunes, 3 de octubre de 2011

Recapitulación

Me acabo de percatar de que, entre publicaciones y borradores, esta es mi entrada número cien, felices cien entradas blog con patas!
Entre otros cálculos también puedo decir que estoy arrancando mis dos últimas dos semanas con veinte años.
21...
Me voy a tatuar  le dije a mamá, me miró indignada, pero no dijo nada. Son esas cositas bien chiquitas que te hacen caer en la cuenta de cómo pasa el tiempo. Hace unos años me hubiese ganado un buen reto, pero qué sentido tiene retarme, tranquilamente podría irme fuera del país, casarme con un jeke y ser su novena esposa.
Tengo (casi) veintiún años....no dejo de repetírmelo.
Estoy haciendo una carrera universitaria.
Estoy estudiando idioma.
No se manejar
No se cocinar
Viajé
Tengo uno (o varios) grupos de amigos.
Tengo a mi familia y a todos mis asuntos familiares.
Tengo mis mil y un problemas amorosos.
Formé una opinión de la mayoría de las cosas que me rodean.
Y como toda persona grande también tengo miles de metas, frustradas en su mayoría.
No entiendo bien por qué, pero me puse a deliberar conmigo misma y a hacer una recapitulación de mi vida mientras...lavaba una taza, preguntándome...estoy contenta con dónde estoy y quién soy?.
La respuesta realmente no la se, y de eso también me di cuenta hablando con mamá.
¿Estás triste o contenta por cumplir 21?
No se...
Cómo no vas a saber...admirable tu conexión con tus emociones eh....(el sarcasmo debe ser algo hereditario).
Siempre fui la mejor para ser muy exigente conmigo misma, razón por la cual siempre vi, veo, y voy a ver que por más bien que vayan las cosas, hay un algo, ese mismo algo que las arruina, para todo un pero.
Ni que las cosas me hayan salido tan bien alguna vez tampoco, pero creo que si hay algo que me falta experimentar es la plenitud.
Creo que es algo que se potenció mucho desde el año pasado principalmente, y lo académico tuvo mucho que ver.
Pasé toda una infancia y una adolescencia acostumbrada a hacer las cosas que debía sin complicaciones, con mucha facilidad y con muy buenos resultados, y siempre fui muy consentida por ello, creo que llegué a pensar que era alguien especial por esa única razón, ni que mi colegio hubiese sido para niños superdotados o algo así, pero inconscientemente yo misma y mi alrededor me hacían pensar que estaba siempre un poquito más adelante.
La facultad fue un gran cambio para mi. Me movilizó a un plano completamente distinto, ya no estaba en mi terreno. Ergo, crisis...crisis total.
Pasé de sentirme alguien medianamente destacado a ser el promedio y ohh el horror.
Tengo que reconocerlo, es algo que todavía me cuesta asumir, me cuesta asumir ver gente por encima mío; de vaya uno a saber dónde, saqué un sentimiento de competencia muy fuerte en todo lo que toco, veo, pienso y hago.
Pero también se que no es por incapacidad, sino por desgano que estoy donde estoy y no llego más lejos. Y ese creo, se ha convertido en el principal obstáculo en mi vida...A veces me pregunto si me hace feliz estar en la inutilidad y convertirme en alguien mediocre, y entro en pánico, pero no es la motivación suficiente como para ponerme en movimiento, y todavía no entiendo bien por qué.
Creo que muchas de las aspiraciones de mi vida se basan en la ficción, es decir, de lo que consumí toda mi infancia de la televisión y el cine. Me creí yo misma el cuento de ser la  protagonista principal de mi propia película, una con complicaciones, problemas, el bien y el mal, pero que siempre a fin de cuentas, termina con un final feliz. Siempre sentí que iba a ser alguien especial como la gente de las películas. Ya no se si es por eso o por que es una idea que quedó arraigada a mi ser, pero si bien no se cómo cuándo o dónde, se que quiero llegar lejos en mi vida (y se contrapone totalmente con mi actitud al respecto).
No me imagino a mi misma dentro de veinte años en un monoambiente oscuro de Capital Federal, cebando mate, escuchando la radio AM, barriendo y planchándole el guardapolvo blanco a mi hijo que se está tomando un te con leche mientras se rasca la nariz.
Dios....si hay una imágen que me aterra acerca de mi futuro....es terminar así (igual convengamos...no sé usar la plancha prácticamente, así que ahí ya hay un punto a mi favor). Tal vez tengo una mirada demasiado burguesa sobre la vida...who knows.
Siempre pensé, también, que encontraría al tan gastado y ansiado príncipe azul en mi vida.
Está bien, apenas tengo veintiún años, tal vez me precipito mucho descartando esa posibilidad. Pero la realidad es que si tengo que empezar a contar la cantidad de supuestos príncipes azules que creí haber encontrado, tengo que desenrollar un papiro enorme.
Bueno, creo que he llegado a lo que yo denomino la gran frustración de mi vida no?. Si quisiera me podría extender en este terreno, vengo extendiéndome hace cuatro años, pero básicamente si hay algo en lo que todavía tengo que aprender, incluso teniendo casi 21 años...es en eso...
No se si usaría la palabra adictivo porque es un poco fuerte, pero creo que sencillamente no puedo evitar que cuando la más mínima chispa salta aflore dentro mío la necesidad de extenderlo, y extenderlo  y seguir extendiéndolo ad infinitum, porque realmente, es algo que me gusta sentir.
Pero, y más allá de que tengo experiencias de sobra para saber que es algo que termina mal, todavía no puedo ponerle un freno a las cosas cuando debo, y eso ha sido así desde que tengo catorce años hasta el día de hoy, sin un más mínimo cambio.
Lo único que he podido sacar en limpio de todo este tiempo es la total seguridad que tengo al decir que la amistad entre el hombre y la mujer es algo que no puede existir...por lo menos para mi.
Siempre está la excepción a la regla, y ahí está él, arruinándome todo el speech, pero vamos, más es una isla en el medio de un océano en Júpiter, un caso de demasiados.
Es un panorama un tanto triste, debo decirlo, porque es como ver directamente hacia un tsunami. Lo veo venir, lo veo venir y lo veo a la distancia...pero no puedo hacer nada al respecto! Y ahí es cuando digo, oh Dios...necesito terapia, soy una enferma.
Igual por más que me queje, es una sensación hermosa, at the beginning por lo menos, y creo que eso es lo que hace que siempre se repita el mismo cuadro.
Habría que tramitar el tema de la caída después...pero cuánto más tiempo tengo? 60 años? Algo podré inventar.
Me volví alguien muy frío me dijo él entre lágrimas el otro día, entre las miles de otras cosas que ojalá no hubiesen sido dichas. Y me puse a pensar cuán fría he sido yo toda mi vida.
Tal vez no para el exterior, tal vez me conocés hoy y pensás que soy más social de lo aguantable incluso (en ciertos aspectos, tampoco para tanto), y sin embargo creo que muestro al exterior un 30% de lo que tengo dentro mío, y antes era mucho peor.
En otros espacios he escrito exactamente esto, de fingir, de usar máscaras, de saber como esconder cosas en el interior y cómo lo he hecho toda mi vida.
Creo que jamás voy a tener un diálogo tan extenso como el que tengo en permanentemente con mi cabeza, creo que por más que cualquiera esté seguro de conocerme, hay muchas cosas que nunca vieron la luz.
Es un poco triste sentir que existe un ser humano por detrás, en realidad, es feo sentir eso cuando tenés trece o catorce años y te sentís....diferente.
Con el tiempo he aprendido a convivir con ello y se conserva con un poco de recelo. Me parece que no es casualidad que mi serie favorita sea Dexter (aunque dudo que de momento me lleve a matar a nadie).

Estoy por cumplir 21 años, se muy bien quién soy, y no puedo definir si es algo bueno o algo malo.
Soy medio egoista, mantengo un poco de timidez, me gusta reírme y amo la música.
Siempre intento complacer al otro y nunca puedo ver algo como blanco o como negro.
Me gusta soñar y siempre busco la tranqulidad, pero voy en camino inverso para conseguirla.
De chiquita me daban miedo los perros, hoy solamente me da miedo la soledad y el sufrimiento ajeno.
Siempre evito confrontar a la gente, pero me encanta hacer sonrojar a alguien diciéndole la verdad.
Soy chiquita, en todos los sentidos de la palabra, y a veces me quejo, pero a veces pienso que no estoy preparada para ser grande.
Soy impaciente, inquieta, cómoda y creo que soy buena.
Me gustaría poder decir lo mismo el día que me lamente por cumplir 25, o 30.
Y como soy impaciente no veo la hora de averiguar en dónde voy a estar parada en ese momento.
Pero hoy estoy acá, a punto de cumplir 21, se supone que me tengo que sentir bien o mal? Mi mamá todavía espera a que le responda algo...


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